¿Por qué Kyusho? Mis inicios

Siempre me preguntan cómo me inicié en esto del Kyusho y después de pensarlo y mirarlo con perspectiva veo que, como muchas cosas, fue una serie de casualidades (o causalidades, según se mire) que me llevaron a ello.

Allá por el año 2000, más exactamente a finales del mismo año, después de mi primer viaje a Japón, tuve una bronca gorda con el que fue mi instructor de Ninpo, entre otras me exigió que dejara de practicar cualquier otro arte marcial, incluso uno que él mismo me animó a practicar un año antes, para entrenar solamente con él; por supuesto le dije que no era mi intención y no lo entendía, a lo que su respuesta fue que no me examinaría más y que no me enseñaría nada avanzado, por supuesto, pasó a dos alumnos de clase de grado inferior por encima de mí y los hizo instructores, a lo que, por ética y coherencia, me tocó irme de ese dojo; me puse en contacto con el sempai del dojo que por diversos temas estaba algo desconectado, pero mantenía (y mantengo) una buena amistad y le expliqué lo sucedido; sé que hablaron sobre mí y el instructor lo dejó claro; pero el sempai siguió entrenándome y me preparó bien. Toca decir que años después he reestablecido contacto con el instructor en cuestión y su “rabieta” fue a causa de acciones en las que yo no tuve nada que ver; al traer a otro instructor amigo suyo a entrenar, él quería participar pero por trabajo no pudo, y según me insinuó, el culpable fui yo, al no cambiar la fecha, fecha que el instructor que traje me la marcó él, por lo que recibí sin querer; pero quiso esta casualidad que yo empezara a entrenar todo lo que podía, sin importarme el estilo, asistir a seminarios diversos y ponerme a prueba. Hay que decir que recibí de lo lindo y aprendí a las duras que ostentar un primer Dan de algo no significa nada más que estás empezando un camino que debe durar toda la vida. Durante un tiempo de práctica mi estilo fue cambiando y mejorando; mis movimientos se hicieron más concretos y se eliminaron muchas acciones superfluas y así fui mejorando y practicando; también empecé la práctica de otros estilos (Kenjutsu, Iaido, Tai Chi, Aikido, …)

Una noche, estaba yo conectado al IRC, chateando sobre artes marciales cuando una persona me envió una web sobre el Kyusho, la estuve mirando y pregunté; resulta que en menos de un año traía a un maestro a Barcelona para desmitificar muchas cosas; intrigado, vi un precio aceptable, un horario correcto y me apunté.

Llegó el día, Junio del 2002 y allí conocí a Evan Pantazi por primera vez, en el primer seminario que dió en España, concretamente en el gimnasio Badrena de Barcelona; su enseñanza era bastante directa y muy práctica; pero lo que me encantó fue el hecho de que ahora le daba sentido a muchas cosas que había visto y oído en diversos cursos y viajes que había hecho; le encontraba una razón más seria y lógica; así que decidí apuntarme a la práctica. Los inicios no fueron fáciles, más cuando la persona responsable cobraba más de la cuenta y no hacía su trabajo, así que a finales del 2003 no proseguí con el grupo y así lo comuniqué al Sr. Pantazi; en 2004 el representante de España deja la organización y recupero el contacto con el Sr. Pantazi; en 2005 vuelve a España, y me escribe a ver si nos podemos ver para entrenar y hablar, pero viene justo cuando estoy de luna de miel, así que toca esperar para más adelante; el mismo año, a finales, está en Francia, cerca de Suiza, así que con mi mujer nos tomamos un fin de semana de cierto relax donde hacemos algo de turismo y yo practico el Kyusho y vemos lo que se puede hacer.

 

A partir de aquí la cosa siguió hacia arriba, empecé un proyecto con otras personas que ahora ya no siguen conmigo, han preferido ir a su ritmo con otra organización. He viajado por España, Francia, Suiza, Italia, Alemania, Portugal y Estados Unidos, he conseguido organizar una convención en Barcelona (en el 2007) donde asistieron 114 personas de 17 países, diversos seminarios por España, trayendo a instructores como Evan Pantazi o Mark Kline, incluso lejos de mi casa, Madrid por ejemplo, para ayudar a fortalecer a otros grupos de Kyusho de la península.

Con el Kyusho he visto que lo importante no es el grado que se tenga, lo importante no son los certificados que pueden adornar una pared, si no la entrega y práctica de cada uno junto con la mentalidad abierta para estar siempre aprendiendo y practicando con total humildad y honestidad, pues no ayudamos a nadie si no le indicamos los errores que está cometiendo al no golpear de forma correcta o al hacer ver que nos caemos ante una técnica del instructor cuando ésta está mal hecha y no es realmente efectiva. Lo único que hacemos es entorpecer la educación y aumentar el ego de ciertas personas.

A parte, a mí el Kyusho me ha dado mucha seguridad, pues bien practicado y estudiado, te da un conocimiento sobre lo que puedes hacer y lo que no puedes hacer con un compañero, te prepara a reaccionar y a entrenar de forma correcta, con el tiempo trabajas de forma inconsciente causando reacciones “divertidas” en los seminarios de otros estilos marciales a los que puedas asistir, a parte de que conoces innumerables estilos y practicantes que dan contenido y variedad a la propia experiencia marcial.

Durante este camino, que ya forma parte importante de mi vida, me han mentido, estafado, amenazado con agresiones físicas, engañado, tratar de poner a otros en mi contra y un largo etcétera, pero también he conocido a auténticos MAESTROS que dominan lo que practican como jamás hubiera soñado y están dispuestos a compartir lo que saben con quiera aprender; a algunos de ellos, además, tengo la suerte de poder llamarlos amigos.

A todos ellos, gracias por haberse cruzado en mi camino y haberme permitido aprender de ellos, tanto cosas que hay que hacer como cosas que no hay que hacer.

Seguimos en el camino.

Xavi Vila
Instructor de Kyusho