¿Por qué Jutsu y no Jitsu ? ¿qué diferencia hay?

Entre los kenshi interesados en la historia y cultura de las artes marciales, igual que ocurre con la mayoría de los aficionados, se observan con frecuencia bastantes titubeos a la hora de emplear la denominación jujutsu, ju-jitsu, jiu-jitsu o cualquier otra variante para referirse a un mismo concepto, el del “arte suave”. Nos ocuparemos de ello de forma similar a como lo haría un diccionario de dudas o inexactitudes del lenguaje.
Partimos de la premisa de que cualquiera de estas denominaciones es correcta siempre que se refiera a una determinada asociación, federación, escuela, método de enseñanza, etc. Aparte de la lógica libertad de mercado, todas ellas son maneras diferentes de transcribir o “romanizar” una única denominación japonesa, y por tanto lícitas en mayor o menor medida. Sin embargo, cuando queremos referirnos de forma genérica al arte marcial o disciplina que nos ocupa, parece lógico que tenga que existir un criterio único. Creemos que ese criterio tiene que ser el de la ortodoxia lexicográfica, y desde este punto de vista debería emplearse la denominación jujutsu. Trataremos de explicarnos.

EL ORIGEN DEL PROBLEMA

La confusión se está acentuando de unos años a esta parte, cuando entre los aficionados se extiende el convencimiento de que jujutsu o sus variantes hacen referencia a los koryu o escuelas del antiguo Japón, mientras que ju-jitsu, y sobre todo jiu-jitsu o sus variantes, hacen referencia a formas modernas, particularmente de fundación occidental, como el Brazilian Jiu-Jitsu y sus diferentes subestilos familiares, o formas estadounidenses o europeas del “arte suave”. Desde luego esta distinción puramente arbitraria, que parece querer clarificar las cosas, no hace más que enturbiarlas.

En España, por ejemplo, hace unos treinta o cuarenta años en las escuelas de artes marciales (de judo más bien) solía hablarse de “jiu-jitsu”, como una disciplina de defensa personal por entonces más ligada a la dedicación de voluntariosos maestros de judo que al legado de los antiguos ryu, y esta es la denominación que mantiene aún hoy el departamento de Jiu-Jitsu de la Federación Española de Judo y Disciplinas Asociadas. Por lo tanto la denominación “jiu-jitsu” no es tan moderna entre nosotros como podría hacer creer la reciente importación a nuestro país del método brasileño. Pero es cierto que parece una denominación occidental, y por tanto moderna en el sentido de que no tiene más de cien años, al igual que la de ju-jitsu. De hecho la mayoría de los libros, carteles y periódicos europeos de principios del siglo XX que se refieren a este arte utilizan el término “jiu-jitsu”. En todo caso es el dominante hasta la Segunda Guerra Mundial, y se debe más a una interpretación fonética que a un redimentario método de transcripción del lenguaje japonés escrito. El método Hepburn, aunque propuesto en los años 60 del siglo XIX, todavía no había pasado del ámbito de los especialistas, y otros ni siquiera nos habían llegado.

Concretamente esta interpretación del sonido, del lenguaje oral, subjetiva cuando no errónea, muchas veces basada en acentos locales distintivos, parece clara en el caso del jiu-jitsu brasileño, introducido en los años 20 por el experto japonés Mitsuyo Maeda. En el caso de otras disciplinas japonesas conocidas más tarde por el gran público, este problema fue resuelto por un mejor acceso a una transcripción correcta: véase kenjutsu, iaijutsu, bajutsu, etc. o la misma palabra bujutsu (y no bujitsu).

Veamos un cuadro de “variaciones sobre un mismo tema” que suelen encontrarse a lo largo del anchísimo mundo de las artes marciales:

ju-jutsu ju-jitsu jiu-jitsu
ju jutsu ju jitsu jiu jitsu

Poco o nada hay que objetar si la elección de una u otra denominación es motivada únicamente por razones políticas, asociativas y/o comerciales (registro de marcas, etc.), o por razones de acomodo a la pronunciación de cada idioma en particular. En este último caso ni siquiera sería descabellado, al menos en español, cambiar incluso la grafía “j” por la grafía “y”, como en su día propuso la Real Academia Española de la Lengua para el caso del “yudo” y así recoge su Diccionario aunque acepte también la de judo; algo muy distinto sería que la grafía “yuyutsu” llegara a ser popular o más bien entrara como la de “yudo” en el limbo del menosprecio. Pero cuando se pretende, como así suele ocurrir, que una determinada elección es la única correcta por ser la única transcripción fiel del original japonés, las objeciones son absolutamente pertinentes.

VAYAMOS A LAS FUENTES

Para entender lo que sigue, es necesario manejar conceptos como el de “kanji”, los ideogramas utilizados para escribir la lengua japonesa que vulgarmente se conocen como “letras chinas”; o el de “romaji”, que se refiere a cualquiera de los varios métodos de romanización o transcripción de los caracteres japoneses a la escritura latina. Un diccionario kanji-romaji sería, por tanto, aquél que nos indica a los occidentales cómo debemos escribir con nuestras propias letras las palabras japonesas expresadas por los kanji. La misma palabra “kanji” es la forma romaji de escribir el vocablo formado por dos caracteres que significan “dinastía Han” (simplificando “China”) y “carácter” (o letra). Nosotros, como la gran mayoría de los diccionarios, utilizamos el método de romanización Hepburn. Es el más conveniente para los lectores occidentales porque nos indica la pronunciación, pero también es el más aceptado por los japoneses con diferencia. Para que nos hagamos una idea, siguiendo el Kunrei Shiki (Método “Oficial”), el segundo sistema más empleado, la palabra jujutsu se escribiría zyuzyutu (zyûzyutu), aunque se pronuncie igual. Está claro que descartamos este método.

Jujutsu es una palabra compuesta, formada por dos kanji, cada uno de los cuales tiene varias posibles lecturas:

Kanji Lectura “On” Lectura “Kun” Traducción
JU*, NYU* yawara, yawa (raka) Suave, blando, flexible
JUTSU Arte práctico, ciencia

* Vocales de pronunciación larga

 

La lectura “on” es de origen chino. Se basa en la pronunciación de los caracteres chinos que se tomaron en préstamo desde el siglo V de nuestra era, y es la que emplean los japoneses sobre todo para leer palabras compuestas por varios kanji. En los diccionarios kanji-romaji se escribe con mayúsculas. Es necesario decir que en estos diccionarios se lee “jû” (u larga) o “juu” y no “jiu”, así como “jutsu” y no “jitsu” (reservada esta última para kanji diferentes).

La lectura “kun”, en cambio, es de origen puramente japonés, y suele emplearse para leer los kanji cuando van en solitario. En los diccionarios se escribe con letras minúsculas.

Como curiosidad, veamos dos kanji que en los diccionarios tienen sus lecturas “on” como “jitsu” (no hay ningún ejemplo para “jiu” por las razones que veremos más adelante):

Kanji Lectura “On” Lectura “Kun” Traducción
JITSU mi, mino (ru) Verdadero, real, fruto, baya
JITSU, NICHI Ka, Hi Dia, sol, Japón

 

Cuando los editores o escritores japoneses utilizan kanji difíciles o poco usados, indican a los lectores cómo deben leerse mediante los “furigana”, que son acotaciones escritas mediante el silabario hiragana de 46 caracteres. Los dos kanji que estamos manejando son de un nivel básico y muy conocidos, así que no suelen ir acompañados de furigana, pero nosotros utilizaremos este recurso para nuestros propósitos.

A continuación vemos los furigana para ambos kanji y las lecturas romaji de las sílabas que los componen. Nos llamará la atención que la sílaba “ju” (de jû, y de jutsu) está compuesta en realidad por dos caracteres: el correspondiente a la sílaba “ji” y otro más pequeño, correspondiente a la sílaba “yu”. Los japoneses utilizan este procedimiento porque no disponen de un carácter hiragana para la sílaba “ju”. Escriben el carácter “yu” más pequeño para indicar que ambos se leen como una sola sílaba. Aunque no esté del todo claro si se trata de un diptongo fonético (en algunas regiones sí se pronuncia como un diptongo), y no únicamente ortográfico que es lo que parece, hay que tratarlo y transcribirlo así, como una sola sílaba, la sílaba “ju”. Para entendernos, la sílaba “ju” existe al margen de que tenga o no hiragana propio. Por eso en los diccionarios se encuentran varios kanji con lectura romaji “ju” o “jû” y ninguno con lectura “jiu” o “jyu”.

 La forma correcta es entonces “ju”, para jujutsu, como lo es para judo (y no jiudo), así como la forma correcta es “jutsu” y no jitsu, jiutsu o jyutsu.

 ¿CON GUIÓN O SIN GUIÓN?

Según lo anterior, resultaría indiferente. Ahora bien, ¿cuál es el origen del guioncito de marras? La razón hay que buscarla en el diferente modo de formar las palabras que tenemos occidentales y japoneses.

En lenguas como el español, inglés o francés, coexiste, junto a otros criterios de composición léxica, la costumbre de formar palabras compuestas yuxtaponiendo mediante un guión los correspondientes vocablos simples. Esa es la razón de que muchas transcripciones del japonés, queriendo acercarse más a la costumbre occidental, utilicen también el guión. Esto puede ser lícito para nuestra propia comodidad, pero para los japoneses no tiene seguramente ningún sentido: no hay guiones para la composición de palabras en kanji o en kana. Por otra parte, ¿por qué lo hacemos para ju-jutsu y no para ju-do? Puede aducirse a favor del guión el ejemplo de la palabra karate-do, pero en este caso es mucho más indiscutible entre nosotros la costumbre (que normalmente es la que “fija” las palabras), a pesar de no ser lo más correcto desde el punto de vista lexicográfico. Tampoco tiene sentido escribir los componentes de la palabra ju jutsu separados (como no lo tiene escribir “ju do”), como si fueran dos palabras diferentes. La composición es el sistema más habitual de formar palabras en la lengua japonesa, mucho más que en las lenguas occidentales antedichas, y las palabras compuestas son tratadas en todo como una palabra única, por ejemplo en los diccionarios. Por tanto, desde este punto de vista lexicográfico, lo más correcto es escribir jujutsu y no ju-jutsu o ju jutsu. Los otros criterios mencionados (y recordemos también aquél del registro de marcas de mercado) son por supuesto igualmente aceptables, pero no si pretenden tener esta base.